Catalina ya inauguró el bar cerca de la clínica. Una mañana, al abrir el local, Pedro es uno de sus clientes. Ellos dos se conocen desde hace años, pero parece que Catalina trata de evitarlo. Sin embargo, Pedro la reconoce de inmediato y comienzan a hablar y recordar del pasado, cuando a ella le llamaban María.

La insistencia de Sebastián hacia Lucrecia da resultado y ambos se besan apasionadamente en una de las duchas de la clínica. Luego, Érika, jefa de ambos, se da cuenta de lo que ocurrió y los llama a su oficina. Aquí, advierte a los dos para que no vuelva a suceder.

Marcela le comenta a Pedro lo que sucedió en casa de Farías y le insinúa una idea para animar a la familia. Resulta que se hizo una colecta en la clínica y compraron electrodomésticos nuevos, a manera de sorpresa. Pedro y Willy, enfermero y amigo cercano de Rafael, caen a la casa de los Farías con los artefactos.

Lucrecia y Sebastián también debían ir a casa de los Farías, pero antes ellos se encuentran en un bar. El radiólogo pudo ver cómo la enfermera se deshizo de un tipo que trató de acercarse, así que ambos se sientan juntos. Cuando Lucrecia trata de detener a Sebastián, ambos no aguantan más la tensión y terminan en el departamento de alguno de ellos.