Protagonistas invisibles: el rol de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la independencia del Perú

Durante décadas, el relato tradicional sobre la independencia del Perú ha estado centrado en las hazañas de héroes criollos y líderes militares. Sin embargo, hubo también otros actores cuya participación fue determinante: los pueblos indígenas y los afrodescendientes. Aunque no actuaron de forma coordinada, estuvieron presentes en ambos bandos del conflicto: realistas y patriotas.
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PROMESAS (INCUMPLIDAS) COMO MOTOR DE LUCHA
“Las motivaciones que tuvieron para participar en uno u otro bando fueron, básicamente, las promesas que se les ofrecían para mejorar sus condiciones durante la colonia o tras el proceso de independencia”, explica Yonatan Mejía, historiador de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).
A los afrodescendientes se les prometió la libertad a cambio de alistarse en las milicias patriotas. Este grupo se inclinó especialmente por los ofrecimientos de José de San Martín, como la Ley de Libertad de Vientre, que declaraba libres a los hijos de esclavos nacidos tras la independencia.
En el caso de los pueblos indígenas, las promesas giraban en torno a la eliminación de tributos coloniales. Simón Bolívar decretó exenciones tributarias durante su gobierno, pero estas medidas fueron revertidas poco después, al considerar que para la joven república era insostenible dejar de percibir este ingreso económico.
“Se les prometió la exención de tributos a los indígenas y la libertad a los afrodescendientes, pero muchas de esas promesas quedaron incumplidas. La abolición total de la esclavitud, por ejemplo, recién se logró en 1854, durante el gobierno de Ramón Castilla”, señala el historiador de la BNP.
LA CAUSA REALISTA
Aunque es más tentador narrar los hechos desde la épica patriota, lo cierto es que hubo afrodescendientes e indígenas que también apoyaron la causa realista, ya sea de manera voluntaria o forzosa.
De hecho, Eduardo Torres, historiador y docente de la Universidad de Lima, asegura que muchos indígenas se declararon fieles a la causa del rey, ya que tenían una "visión idealizada de lo que era la figura del monarca español".
Como explica el historiador Yonatan Mejía, el Perú "era visto como un centro contrarrevolucionario", con sectores que preferían el orden colonial. "Aquí había más simpatizantes con el estado de las cosas, digamos, con la causa realista", agrega.
Esta tendencia, sin embargo, comenzó a cambiar con la llegada de las tropas libertadoras y el nuevo panorama político que trajo consigo.
EXCLUSIÓN HISTÓRICA
La exclusión que vivieron estos grupos no fue solo económica o política, sino también simbólica. La historia oficial optó por invisibilizar su participación en favor de una narrativa homogénea y unificada. Fue un intento de “reforzar los lazos de patriotismo”, comenta Mejía.
Para Eduardo Torres, esta invisibilización responde también a una visión racista de las élites criollas, “quienes escribieron la historia del Perú”.
UNA CIUDADANÍA AÚN PENDIENTE
Aunque la independencia ofrecía una oportunidad de cambio, a los pueblos indígenas y afrodescendientes no se les concedieron cargos de relevancia en el nuevo orden republicano. Su participación en la gesta independentista no tuvo un correlato en el reconocimiento de sus derechos en la naciente república.
“La élite criolla temía que otorgarles poder político a estos sectores pudiera desencadenar nuevas rebeliones como las de Túpac Amaru en 1780 o Mateo Pumacahua en 1814”, añade Yonatan Mejía.
El fervor patriótico, aunque más palpable tras el desembarco de San Martín en Paracas en 1820, no fue suficiente para garantizar justicia social a estos grupos. La independencia marcó el fin del dominio colonial, pero no del racismo ni de la desigualdad. “La exclusión de estos grupos se mantuvo tras la independencia nacional”, recuerda el historiador de la BNP.
CONSECUENCIAS DE LA INVISIBILIZACIÓN
Para Eduardo Torres, omitir las historias de estos grupos en la lucha por la independencia ha tenido un impacto profundo en la forma en que entendemos nuestra identidad nacional.
Al no reconocer las luchas de los pueblos indígenas y afrodescendientes, “hemos perdido, en cierta medida, una comprensión más amplia de nuestro destino como país multiétnico y multicultural”.
Afortunadamente, señala el académico, estamos en un momento de revaloración de la interculturalidad. “Entre las distintas composiciones étnicas y sociales que caracterizan al Perú, ha habido puntos de encuentro y desencuentro”, agrega.
REESCRIBIR LA HISTORIA
Hoy, nuevas investigaciones históricas y voces académicas están rescatando estas memorias relegadas, desmontando la versión oficial e incorporando el rol de los pueblos indígenas y afrodescendientes como actores fundamentales del proceso de independencia.
IDEALES Y FERVOR
Yonatan Mejía destaca el fervor patriótico que comenzó a calar en las clases populares antes de la obtención de la independencia. “Se compusieron numerosas odas y cánticos —anteriores a la versión oficial del himno nacional— que celebraban el ingreso de San Martín a Lima. Se sabe que, el 28 de julio de 1821, durante la proclamación de la independencia, participó activamente una gran cantidad de población indígena y afrodescendiente”.
Por su parte, Eduardo Torres resalta cómo, tras la instauración de la república, tanto los indígenas como los afrodescendientes se convirtieron en el principal sostén popular de la política nacional.
Reescribir la historia no significa borrar el pasado, sino completarlo. Reconocer el papel de los pueblos indígenas y afrodescendientes en la independencia no solo es un acto de justicia histórica: es un paso necesario para construir una república verdaderamente inclusiva y plural, como el Perú que hoy aspiramos a ser.
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