El último bastión: Francisco Robles falsificó vales para pagar su multa
Una multa de dos mil pesos por la acusación hecha por María Mazombé podría ser la ruina para Francisco Robles, quien, luego de la estadía del Ejército Patriota en su hogar, ha quedado en la banca rota. De no cancelarla, los Robles perderían su casa y tierras.
Ante esta situación, Francisco Robles decide falsificar los nuevos vales que reemplazarán a las monedas del virreinato. Para ello, y con la ayuda de doña Emilia, utilizarán la imprenta de “El ciudadano” para cometer su delito. Sin embargo, sus actos serán descubiertos por Antonia, quien se lo contará a Paco, dueño de la imprenta.
Por otro lado, Lorenzo debe tomar una difícil decisión: seguir a su batallón o renunciar a la vida militar. Esta disyuntiva será, al principio, difícil de resolver, pues, por un lado, el mayor de los hermanos Robles ha dedicado toda su vida al ejército, y por otro, desea pasar más tiempo con su esposa y familia. Finalmente, Lorenzo elige quedarse y es ascendido a comandante.
A pesar de haber falsificado vales para pagar su multa, Francisco Robles no podrá saldarla, pues las autoridades no aceptan este tipo de pago para cancelar las denuncias. Por tal motivo, el padre de los Robles pedirá un arriesgado préstamo a su yerno Adolfo, quien tiene otros planes para apropiarse de las tierras de los Robles.
Monteagudo se reúne con el marqués Torre Tagle y Adolfo para anunciarle que se convocarán a elecciones para el nuevo Congreso y que serán los ciudadanos mayores de 21 años, incluidos los analfabetos, los que decidirán quiénes lo integrarán.
Paco Robles conoce a don José de San Martín, quien lo invita a formar parte de la Sociedad Patriótica al quedar fascinado por sus ideales a favor de la independencia y su espíritu por un mejor y nuevo mundo. Además, lo invita a postular al Congreso, pues confía que es una persona preparada, cuyas ideas beneficiarán al país.
Finalmente, el camino de Blas llega a su fin al ser emboscado por un grupo de soldados Realistas. Luego de atacar a uno de ellos, el exesclavo muere fusilado, pero dejando como últimas palabras “¡Viva la Patria!”. Lorenzo Robles llega luego de unos minutos y al reconocer el cadáver de Blas pide que lo entierren diciendo “enemigo y todo, murió con valentía”.
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