El equipo de nutricionistas del Hospital Nacional Guillermo Almenara incorporó 23 tipos de dietas a base de tubérculos andinos, cereales, verduras, productos cárnicos y claras de huevo, que contienen proteínas de alto valor nutricional, y son fuente de vitaminas del grupo C, D, E, B12 y ácido fólico.

Productos fueron elegidos con rigurosidad para que sean preparados y consumidos por los pacientes con COVID-19 internados en el nosocomio del Seguro Social de Salud (EsSalud).

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A su vez, cada producto y componente de los alimentos contienen minerales como el hierro, zinc, cobre, selenio, los cuales contribuyen a su recuperación, fortaleciendo su sistema inmunológico, la función pulmonar y la recuperación de la masa corporal.

La atención a los pacientes inicia con un desayuno proteico que tiene como base al huevo en tortillas, incluye verduras como el brócoli, pimiento y champiñones ricos en cobre, mineral que fortalece el sistema inmune. Los pacientes beben cereales andinos como la quinua, que les brinda buen aporte proteico; y la avena que contiene una cantidad importante de fibra soluble.

En el almuerzo y la cena, usualmente, el aporte en proteínas, se da base de carnes blancas y la inclusión de pescado 2 veces por semana, ya que brindan ácidos grasos Omega 3, que contribuyen a disminuir la inflamación del tracto respiratorio.

El servicio de nutrición del hospital Almenara cuenta con 23 tipos de dietas variadas y adaptadas al alto requerimiento nutricional que exige el cuidado del paciente COVID-19. “Esto se debe a la gran cantidad de adultos mayores internados que presentan dificultad para deglutir”, señaló, la jefa de nutrición del Hospital Guillermo Almenara, Lic. Ruth Mary Toledo.

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El equipo multidisciplinario de nutrición ha logrado realizar 489 933 atenciones nutricionales y alimenticias en lo que va de la emergencia sanitaria.

Además, Toledo señaló que el COVID-19 conlleva un cuadro infeccioso inflamatorio sistémico que causa síntomas como fiebre, tos, dificultad respiratoria, náuseas, diarrea, pérdida de apetito, entre otros, que representan un gasto energético considerable. Por ello, si no se le brinda al paciente el soporte nutricional adecuado, la enfermedad consume rápidamente la masa muscular y las reservas proteicas.

La jefa de nutrición indicó que, de acuerdo a la valoración nutricional y trato directo con el paciente, los especialistas en nutrición del nosocomio, complementan la dieta con frutas, jugos o suplemento.

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Asimismo, la hidratación es otro componente importante de la alimentación, por ello, los pacientes toman bebidas no azucaradas que contribuyen a la mejora de su estado y disminuyen el trabajo respiratorio que exige esta enfermedad.

Por otra parte, la especialista, comentó, que la presencia de comorbilidades como la obesidad -enfermedad crónica que el 85% de fallecidos por coronavirus padecía- agrava el cuadro clínico inflamatorio y dificulta la recuperación del paciente.

En estos casos, precisó, los requerimientos nutricionales son más elevados y se dificulta la vía de administración, por lo que el soporte es administrado a través de fórmulas especializadas mediante bombas de infusión continua y fórmulas hiperproteicas vía oral, de acuerdo a la morbilidad, que los ayudan a conservar la masa muscular y a reducir la estancia hospitalaria.