Las autoridades sanitarias brasileras reportaron un récord de muertes diarias de 2 340 fallecidos solo en un día, con lo que acumulado hasta hoy hay 281 626 víctimas fatales de la enfermedad, desde que comenzó la pandemia en el país.

Con su sistema hospitalario colapsado, el Gobierno de Jair Bolsonaro enfrenta una grave crisis política, ya que son mayoría los gobernadores que reclaman al Ejecutivo la aplicación de medidas mas drásticas que puedan poner un freno al avance del virus en todo Brasil.

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Ayer el presidente decidió reemplazar al general Eduardo Pazuello, quien había asumido al frente de la cartera de salud en mayo de 2020, en pleno avance de la pandemia. 

Pazuello está siendo investigado en la justicia por su presunta "omisión" y "falta de transparencia" en cuanto a la información brindada sobre el COVID-19.

Anteriormente, el diputado Luiz Henrique Mandetta y el oncólogo Nelson Teich debieron abandonar sus cargos por diferencias con el mandatario derechista, debido a sus constantes choques en relación a la aplicación de una cuarentena efectiva.

Bolsonaro se caracteriza por su perfil negacionista de las graves consecuencias de la enfermedad a nivel mundial, manteniendo firme su decisión de sostener a la población brasileña sin restricciones de circulación, para evitar dificultades económicas, aunque ya se le vio usando mascarilla para prevenir algún contagio.