Ha pasado un tiempo desde la muerte de Ramiro. Su partida ha afectado gravemente a Charo, quien se ha convertido en una adicta a los videojuegos. Ella pasa todo el día sin hacer nada más que eso y preocupa mucho a Verónica, quien, además, debe aguantar las intenciones de Raúl por querer retomar la relación.

Ante los recientes acontecimientos que marcaron su vida, Bruno ha decidido dejar su banda. En el bar de siempre, él le cuenta a Franklin la situación de su mamá y que va a conseguir un trabajo estable, así como cuidar a Eurídice en sus últimos momentos de vida. Mientras tanto, Paco y Verónica hablan sobre Charo y de la necesidad de internarla.

La situación de Tato ha vuelto a ser como la de antes, con indicios de haber consumido drogas, robando, mendigando por comida y metiéndose en problemas. Todas esas acciones han generado desconfianza por parte de algunos vecinos, aunque los Huamán lo ayudan porque llegó golpeado a la tienda.

Por otro lado, Domingo se entera que los miembros de la cooperativa no quieren proceder con la construcción de la futura urbanización. Una de las integrantes del grupo, la señora Eusebia, no confía en Domingo, pero él le habla en quechua, a pesar de que por mucho tiempo quiso evitarlo. Esto fue motivo suficiente para que la señora cambie su opinión sobre él.

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