Las investigaciones psicológicas se han centrado en los últimos tiempos en la investigación de la esquizofrenia y se han hecho muchos descubrimientos importantes. Por eso, aquí te presentamos algunas cosas que debes saber sobre este transtorno.

• La esquizofrenia es un trastorno cerebral que distorsiona la forma en que una persona piensa, actúa, expresa emociones, se relaciona con los demás y percibe la realidad. 
• Hay cinco subtipos de esquizofrenia: esquizofrenia paranoide, esquizofrenia desorganizada, la esquizofrenia catatónica, esquizofrenia indiferenciada y esquizofrenia residual.
• Los síntomas positivos de la esquizofrenia incluyen delirios, alucinaciones y catatonia, que es cuando una persona se queda en una única posición durante un largo período de tiempo.
• Los síntomas cognitivos incluyen problemas para concentrarse o prestar atención y dificultad para recordar.
• Los síntomas negativos se definen como la ausencia de comportamientos normales. Esto incluye el habla y la energía reducida, falta de motivación, falta de emoción, y la retirada de familiares y amigos.
• Aunque se desconoce la causa, esta enfermedad mental puede ser desarrollada a través de factores como la genética, la química del cerebro, anormalidad cerebral y factores ambientales.
• La esquizofrenia suele aparecer cuando una persona está en su adolescencia o a los 20 años. 
• Alrededor del 10% de las personas con esquizofrenia se suicidan y son más propensos a tener un problema de abuso de drogas o alcohol.
• La mayoría de la gente prefiere estar sola y no ser violentas. 
• Los tratamientos como la toma de la medicación, la participación en la terapia y ser hospitalizado puede reducir los síntomas.

Para tener en cuenta

Los síntomas iniciales pueden incluir: 

• Sentirse irritable o tenso.
• Dificultad para concentrarse.
• Dificultad para dormir.

A medida que la enfermedad continúa, la persona puede tener problemas con el pensamiento, las emociones y el comportamiento, como: 

• Escuchar o ver cosas que no existen (alucinaciones).
• Aislamiento.
• Disminución de la emoción.
• Problemas para prestar atención.
• Creencias fuertemente sostenidas que no son reales (delirios).
• Hablar de una forma que no tiene sentido.

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