El especialista en políticas públicas, Flavio Ausejo, resaltó la importancia de contar con proyecciones de lo que el mundo pueda experimentar a futuro, ahora que los analistas lo denominan “como un mundo caótico porque es muy frágil, es incomprensible lo que le ocurre”. Añadió que hay varios factores que hacen pensar que en realidad hay un cambio estructural en la sociedad en todo el mundo.

Dijo que está claro que los países buscan crecer y que también es cierto que ese proceso involucra demanda de recursos naturales, en particular cobre, y por minerales seguros como el oro. “Ya existe una tecnología que reemplaza el cobre. ¿Qué hacemos?”, manifestó.

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Por eso es muy importante que el país sea consciente de que no piense en lo que va a pasar el próximo año, el siguiente; o sea, debe tener una mirada de 50 o 100 años, precisó el especialista de la PUCP.

“Lo que siempre demando es pensar en el desarrollo. No solo en crecimiento. Allí es muy relevante que los gobiernos sean conscientes que tienen que identificar aquellos motores de la economía que pueden prenderse y que otorgan soporte en el tiempo”, comentó.

Explico que Perú tiene tres motores apagados: “Uno es el sector forestal; somos un país amazónico y a veces no nos damos cuenta. Más del 70 % de nuestro territorio es bosque. La Amazonía en este momento es un espacio donde ocurren las peores cosas: tala ilegal, tráfico de especies, minería ilegal, trata de personas, tráfico de fauna silvestre. Y este es un tema serio porque son industrias mundiales que manejan miles de millones, incluido el narcotráfico”, sentenció.

El segundo motor apagado es la acuicultura, precisó, e hizo referencia a las truchas de las zonas andinas para sumarle luego las especies amazónicas. “Tenemos el Paiche, por ejemplo, que además es de alta cocina. Se pueden obtener altos recursos con este producto”, opinó.

Finalmente, detalló que el tercer motor inoperativo en el país es el turismo, al que llaman la “Industria sin chimeneas”. “Tiene posibilidades de hacer turismo en una variedad impensable: desde el turismo arqueológico, por la cantidad de vestigios, hasta el turismo mágico religioso que incluye la exploración con los chamanes. Aquí hay energía suficiente”, puntualizó.

Para todo esto se necesita una institucionalidad. Reglas de juego y estructuras que permitan que todo esto se transforme en una actividad productiva, no en una anécdota, declaró.