Desde distintas partes del mundo y en horas de la madrugada pudo observarse el eclipse lunar parcial más largo en casi 600 años durando aproximadamente tres horas. En su momento central, la luna estuvo cubierta al 97% por la sombra que generó la superficie de la tierra, por lo que adquirió una tonalidad rojiza muy particular. El fenómeno fue visible desde toda América Latina y América del Norte, dependiendo de las condiciones climáticas, y también desde partes de Europa, Asia y Australia.