Hoy se cumplen dos décadas del rescate de rehenes de la residencia del embajador del Japón, en Lima. Bastaron menos de 40 minutos para que los comandos de la operación Chavín de Huántar ingresaran a las páginas de la historia nacional. La acción militar, calificada de impecable, puso punto final a 126 días de cautiverio de 72 rehenes. 

Fueron cuatro meses de secuestro, contados desde el 17 de diciembre de 1996, cuando un escuadrón del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), dirigido por Néstor Cerpa, tomó por rehenes a personas que asistieron a la casa del embajador del Japón, Morihisa Aoki, para celebrar el natalicio del emperador Akihito. Los emerretistas exigían la liberación de centenares de sus correligionarios. 

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La primera detonación se produjo a las 15:23 horas del miércoles 22 de abril de 1997 en la elegante residencia de la avenida Tomás Alva Edison. Seis minutos antes, los militares recibieron la orden desde la Comandancia General de la Marina. Los comandos habían aguardado esa orden por 48 horas: desde las seis de la mañana del lunes 20. Se trató de tres explosiones simultáneas –en el frontis, la sala principal y la parte posterior de la mansión sanisidrina–, las cuales abrieron boquetes por donde ingresaron las fuerzas de élite. El fuego y la humareda fueron parte de la calculada operación. 

Los 140 comandos provenían del Ejército, las Fuerzas de Operaciones Especiales de la Marina (FOES) y de la Aviación. Ellos utilizaron un sistema de túneles y galerías, los que a su vez se inspiraron en el sistema militar precolombino del centro arqueológico de Chavín de Huántar.

Fue tan rápida la intervención del cuerpo de élite militar que tomó por sorpresa a los 14 terroristas; algunos de ellos se encontraban jugando un partido de fulbito en el primer piso de la mansión. La carga de explosivos había sido calculada por los militares para que no perforara el techo ni pusiera en riesgo la vida de los rehenes que se hallaban divididos en distintas habitaciones del segundo piso. 

A los 10 minutos de la operación, salieron los primeros rehenes liberados; el primero fue el sacerdote jesuita Juan Julio Wicht –ya desaparecido–, quien había pedido permanecer en la residencia, a pesar de que sus captores le habían dado oportunidad para que se retirara en el momento que lo deseara.

Fue una operación casi perfecta: se rescató a 71 de los 72 secuestrados. Falleció el vocal de la Corte Suprema Carlos Giusti Acuña, así como dos miembros del grupo élite (el comandante Juan Valer Sandoval y el teniente Raúl Jiménez Chávez). Los 14 emerretistas resultaron abatidos. Valer y Jiménez, enterrados dos días después, fueron declarados héroes nacionales.

Fotos: AFP