El adjunto para la prevención de conflictos sociales de la Defensoría del Pueblo, Rolando Luque, dijo que es una buena señal de que se abra el diálogo en Áncash, concretamente para tratar los problemas con Antamina, “pero no olvidemos que se ha llegado a niveles de violencia muy altos no sólo en esta zona sino en otros tres lugares del Perú”.

“Y eso sí debe llamar nuestra atención porque en simultáneo no veíamos hace algún tiempo que se produjeran estas protestas con daños a la propiedad privada, pública y generando riesgos para las personas, pero finalmente ha primado la sensatez, la cordura y se está abriendo este espacio de diálogo”, señaló.

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Hay que aprovechar, añadió, y sostuvo que, si se genera esto que han llamado una tregua, silenciar treguas útiles no simplemente un alargue del problema, sino que en ese tiempo se tiene que aprovechar para analizar en profundidad cada una de las demandas que está planteando la población.

“Y empezar a elaborar las respuestas que correspondan con participación de la empresa, con participación de los especialistas del gobierno. Y ahí estará la Defensoría del Pueblo para colaborar”, dijo.

Luego dijo: “Puede haber particularidades, sin duda, en las demandas que plantea la comunidad. Pero estamos también en un contexto de continuidad de inestabilidad política en el país”.

“Pensábamos que con las Elecciones Generales dábamos como punto final a ese período de inestabilidad que habíamos vivido, pero hay una continuidad en esta circunstancia que tiene un impacto también en las motivaciones, en la subjetividad, en las organizaciones sociales y sus dirigencias”, declaró.

Luque profundizó su perspectiva acotando que allí donde se percibe que no hay un rumbo bien trazado, donde los funcionarios públicos no inspiran bastante confianza hay, desde luego, una tendencia a resolver las cosas en el terreno por la vía directa de los hechos.