A partir de la fecha, los Bancos de Sangre de todo el país deberán tener autorización sanitaria para funcionar. Así lo establece el Decreto Supremo N° 017-2022-SA, cuyas modificaciones del reglamento de la Ley N° 26454 (Ley que declara de orden público e interés nacional la obtención, donación, conservación, transfusión y suministro de sangre humana) tienen el objetivo de establecer las condiciones técnicas y sanitarias para el adecuado funcionamiento de los Bancos de Sangre. 

De acuerdo al DS, el Ministerio de Salud (Minsa) es el responsable de otorgar la autorización sanitaria de funcionamiento a los Bancos, previo informe técnico favorable de la Dirección General de Donaciones, Trasplantes y Banco de Sangre (Digdot). Cada permiso tendrá vigencia de cuatro años, pudiendo ser renovado, de corresponder, por un período igual, a solicitud del administrado.

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La norma clasifica a los Bancos de Sangre en 3 tipos (I, II y III). Los de tipo I se dividen en tres: I A, I B y I C en función de la demanda de paquetes globulares. 

Asimismo, los de tipo III son hemocentros de mayor complejidad, con tecnologías avanzadas. Estos se caracterizan por su función de localización extrahospitalaria y su producción de hemocomponentes a gran escala (mayores a 10 000 paquetes globulares), lo que contribuye a mejorar la calidad, oportunidad y seguridad transfusional. 

Además, por el contexto del COVID-19, la norma establece que los Bancos de Sangre deben vincular sus sistemas de información al Sistema Informático Nacional de Sangre del PRONAHEBAS – HEMORED.

Finalmente, se ordena a las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPRESS) del Minsa, EsSalud, Fuerzas Armadas, Policía Nacional y del sector privado que implementen sus propios Bancos de Sangre.