No distingue raza, ni edad, no es hereditaria, ni contagiosa. Su diagnóstico muchas veces no es oportuno porque la suelen confundir con depresión, problemas en los párpados o trastornos de personalidad. Se trata de la miastenia gravis, una enfermedad autoinmune que afecta a cuatro de cada cien mil personas a nivel mundial.

La doctora Gaby Vera, neuróloga del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins de EsSalud, explica que este mal neuromuscular, cuyas causas no se conocen, se caracteriza por la debilidad y la fatiga muscular fluctuante, que empeora tras el ejercicio repetitivo y que se recupera con el reposo.

“En el Perú los casos más frecuentes se dan entre las mujeres en su etapa más productiva de la vida, es decir entre los 20 y 40 años. En los niños los casos de miastenia gravis que hemos diagnosticado en el Hospital Rebagliati, centro de referencia nacional, corresponden a menores de 10 años”, precisó.

Esta enfermedad se presenta inicialmente con debilidad en los músculos oculares que produce, por lo general, la caída de los párpados que agudiza la visión doble. Suele transcurrir casi un año antes de que aparezcan otros síntomas que comprometen las extremidades produciendo fatiga, cansancio extremo y afectando sus actividades cotidianas.