En la sección Alerta Verde de la Edición Domingo de TVPerú Noticias, Modesto Montoya, el nuevo ministro del Ambiente, señala que su equipo técnico ha observado las zonas afectadas por el derrame de petróleo de Repsol en las costas de Ventanilla y asevera que aún falta una limpieza exhaustiva de la superficie.

“Todavía se está recolectando el petróleo que ha llegado a la costa y que ha cubierto las rocas. Se está tratando de limpiar con agua a presión y los pescadores están preocupados porque se les impide trabajar”.

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A un mes del desastre ecológico en Ventanilla, los efectos secundarios persisten como el ardor en los ojos tras el vapor contaminado por elementos del petróleo, dice la máxima autoridad del ministerio del Ambiente. “En las islas donde viven las aves guaneras hay una espuma blanca como si fuese detergente que está matando todo lo que está en la superficie, pero, sobre todo, hace muy vulnerable a las aves jóvenes. Están en la época de reproducción. Tratan de aprender a nadar, pierden su impermeabilidad en las plumas y el agua entra a la piel. Están muriendo por hipotermia. Es un drama total”.

Montoya advierte que Repsol “no está haciendo la limpieza de esta espuma y debería hacerlo hace rato. Vimos una pequeña balsa que llegó para hacer análisis. O sea, tengo la impresión que quisiera demostrar que no son los culpables. En lugar, de estar limpiando”.

Asimismo, reitera que esta “catástrofe ecológica” ha puesto en alerta al mar peruano y de cómo la empresa y las autoridades regionales irresponsables no enfrentan el problema de la contaminación. “Tenemos que ser claros las leyes internacionales y nacionales señalan que los responsables de cualquier accidente de este tipo tienen que resolverlo”, dice, “por supuesto, el Estado no puede quedarse con los brazos cruzados y que los responsables hagan su trabajo. Nosotros también estamos colaborando. Estamos, por ejemplo, limpiando las playas con los elementos tecnológicos disponibles, pero lo que no contamos es con la tecnología para esta limpieza de las espumas que están amenazando la vida de las aves”.

Con respecto a los pescadores que están sufriendo, Montoya señala que no pueden tener dificultades de supervivencia. “En principio, todo ello debería estar resuelto con el apoyo de la empresa, pero si no lo hace, el Estado tendría que participar en ello”.