Evo Morales llegó este martes a México a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana tras aceptar la oferta de asilo político otorgado por el presidente Andrés López Obrador.

Al descender del avión y hacer un gesto de saludo a quienes esperaban, su arribo fue recibido por el canciller de México, Marcelo Ebrard, quien fue el que anunció el asilo por razones humanitarias y para salvaguardar la vida del exmandatario.

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La nave aterrizó en el hangar sexto del Grupo Aéreo Internacional, en el aeropuerto de la capital azteca, al promediar las 11 y 15  de la mañana, (15 minutos pasado el mediodía en el Perú) luego de haber hecho una escala en Paraguay.

Al hacer uso de la palabra, Morales  continuó con sus afirmaciones que tras su nuevo triunfo en primera vuelta de las elecciones del 20 de octubre, comenzó el golpe de Estado, al que se sumó la policía nacional en la última etapa.

Dijo que renunció para que no haya más derramamiento de sangre, ni enfrentamientos en su pueblo. Luego agradeció a México y sus autoridades. “Quiero decirles que estamos muy agradecidos porque el presidente de México, su gobierno y el pueblo boliviano me salvó la vida”, señaló.

Morales denunció que el sábado 9 de noviembre, un día antes de renunciar, un miembro de la de seguridad del Ejército le hizo leer a su llegada del trópico de Cochabamba que militares habían pedido su cabeza a cambio de 50 mil dólares.

“Quiero decirles hermanos y hermanas  que mientras tenga la vida seguimos en política, mientras tenga de la vida sigue la lucha, y estamos seguros que los pueblos del mundo tienen todo el derecho de liberarse”, expresó.

Morales llegó a México acompañado de quien fuera su vicepresidente. Álvaro García Linera lo escuchó en silencio y con atención mientras hacía uso de la palabra. También lo acompañó en el avión mexicano rumbo a su asilo político la exministra de Salud, Gabriela Montaño.

La cancillería mexicana indicó que el lugar donde el renunicante presidente de Bolivia va a residir no será revelado.