El ministro de Defensa de Colombia, Iván Velásquez, informó que los cuatro menores que fueron rescatados ayer por las fuerzas militares se encuentran fuera de peligro y en proceso de recuperación. Asimismo, destacó la participación de las comunidades indígenas y las fuerzas de seguridad del Estado en este mega operativo de búsqueda.

"Queremos compartir la felicidad de todo el pueblo colombiano con (…) el rescate con vida de los cuatro menores gracias a una persistente labor de búsqueda incansable, infatigable, tanto de comandos de las fuerzas militares, comandos de operaciones especiales, toda la acción de la fuerza aérea en la ubicación de los sitios posibles en los que pudieran encontrarse", expresó.

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Del mismo modo, el Ejército de Colombia afirmó que los menores se encuentran estables. “Después de haber hecho una valoración inicial multidisciplinaria de la joven heroína Leslie y de sus tres hermanitos, los encontramos en condiciones clínicas aceptables, a pesar de la crisis y la situación vivida en los últimos 40 días”, expresó un miembro del Ejército colombiano.

Señaló que, en estos momentos, el servicio de pediatría del Hospital militar ha iniciado un tratamiento de recuperación de soporte nutricional y psicológico para los menores a fin de que se adecuen a estas nuevas condiciones.

Los hermanos de la comunidad huitoto, Lesly de 13 años, Soleiny de nueve, Tien Noriel de cuatro, y Cristin de uno, fueron los únicos sobrevivientes de un accidente de avioneta ocurrido el 1 de mayo, aparentemente por una falla mecánica.

ABUELOS SE PRONUNCIAN 

En entrevistas con la AFP, los abuelos de los menores aseguraron que la mayor de los hermanos "es muy inteligente", "fuerte" y de naturaleza "guerrera", cualidades que le permitieron mantener a salvo a los más pequeños. 

"Acabo de mirar a los nietos. Primero, tienen vida, están muy acabaditos pero yo sé que están en buenas manos", dijo a la prensa Fidencio Valencia, indígena huitoto de 47 años, a las afueras de un hospital militar de la capital. 

Los menores viajaban junto a su madre, un líder de su comunidad originaria y el piloto en un avión monomotor que cayó a tierra el pasado 1 de mayo y quedó con el frente destrozado en medio de la espesa selva del departamento de Caquetá (sureste).

Con perros rastreadores, helicópteros y aeronaves, un centenar de militares y decenas de indígenas encontraron los cadáveres de los tres adultos. Los niños, en cambio, solo fueron hallados 40 días después.