Coco Linares: el maestro de la guitarra que enseñó a Chabuca Granda

El maestro Santiago “Coco” Linares visitó "Sonidos del Mundo" para contar su historia, desde sus primeros acordes en Cañete hasta su consagración como referente de la guitarra afroperuana. Foto: captura.
El guitarrista, arreglista y compositor Santiago "Coco" Linares se presentó en Sonidos del Mundo para repasar sus más de cinco décadas de carrera.
El músico, referente para varias generaciones de artistas, compartió anécdotas que abarcaron desde su natal Cañete hasta su trabajo con orquestas sinfónicas. Linares reafirmó su condición de maestro de la guitarra costeña y afroperuana, además de un profundo estudioso del instrumento.
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UN INICIO ENTRE METALES Y MADERA
La conexión de Coco Linares con la música comenzó en San Luis de Cañete, su pueblo natal, que describe como "muy sabroso" y con gran presencia afro. Su abuelo, conocido como Luchón Zegarra, tocaba la tuba y la trompeta en una banda de músicos, lo que marcó su infancia.
Sin embargo, su primera incursión no fue en la música criolla, sino en la tropical, de la mano de un personaje local conocido como Angelón (Ángel Donayre), a quien compara con un Óscar Avilés cañetano. El artista confesó que descubrió el cajón y la música afroperuana —tal como se conocen hoy— recién al llegar a Lima.
Debido a que su familia era pobre y no podía comprarle un instrumento, a los 10 u 11 años, tras mudarse a Surquillo, construyó su propia guitarra. Usó un par de maderas, clavos y palos que rescató.
"Me compré un par de maderas, unas cosas ahí que las rescaté de los lugares y me hice una guitarra yo mismo," reveló. Más tarde, su abuelo le envió una guitarra rota desde Cañete, la cual usó para tocar rock, imitando con la mano los efectos de una eléctrica.
Su primera guitarra acústica la compró su padre cuando él tenía cerca de 20 años. Curiosamente, sus primeras experiencias musicales fueron como bajista en el Combo de San Juan, a los 16 años, antes de pasar a la guitarra y, más adelante, a la salsa y al tres cubano.
LA LLEGADA DEL ORDEN ACADÉMICO
Su encuentro con la música criolla fue especial. Escuchaba a grandes guitarristas criollos, pero un día escuchó a Carlos Jaire y quedó cautivado. La canción Desde el Alma de Jaire lo motivó a postular al Conservatorio Nacional de Música. Aunque entró, su profesor, Juan Brito Ventura, le dijo: “Ok, te vas a olvidar de todo, vamos a empezar desde cero”.
Permaneció tres años en el Conservatorio, pero tuvo que abandonar los estudios para trabajar. Aun así, destacó que el orden y la técnica adquiridos en esa etapa le sirvieron para toda la vida. Además, estudió armonía con don Carlos Jaire, a quien describió como “un músico increíble”.
Aprendió a hacer arreglos para una orquesta de 40 músicos "a la fuerza", cuando un amigo lo invitó a escribir para el programa de TV Danzas y Canciones del Perú. La orquestación, el arte de conocer los colores y texturas de los instrumentos, la estudió por su cuenta.
DE PIONERO DE LA FUSIÓN A DIRECTOR SINFÓNICO
Coco Linares es reconocido por ser pionero en fusionar la música afroperuana con la música tropical. Lideró el grupo Chuncho Mammayé, cuyo nombre significa "lo que nace" o "lo que brota" en boricua. El reto fue enorme, con cerca de 80 percusionistas. Inspirado en la orquesta cubana Irakere y entendiendo los compases de la salsa y la música afro, empezó a hacer arreglos.
Su estrategia inicial fue no introducir la fusión de manera abrupta, pues el público no bailaba la música afroperuana pura. “Mejor empiezo con salsa y, a la mitad, le pongo la fusión. Y así nació Mammayé”, explicó.
El maestro también fue uno de los primeros músicos populares en dirigir la Orquesta Sinfónica Nacional. Sucedió en 1996 durante el concierto Orquesta Sinfónica Nacional y Eva, donde el director, don José Carlos Santos, decidió que cada arreglista dirigiera sus propias canciones. Linares recordó el momento: "Esa es la primera vez, Coco Linares, que un director sinfónico le da la batuta a un director popular”.
También tuvo el honor de orquestar la Misa Criolla y Villancicos de Chabuca Granda en 1996, a pesar de que dos temas estaban en un casete muy dañado y tuvo que recrearlos.
PROFESOR DE UNA LEYENDA
El guitarrista reveló con humildad que le dio clases de guitarra a Chabuca Granda. Al ser sobrino lejano de Kike Rímac, Chabuca lo contactó. Ella quería aprender a combinar acordes y tener más elementos para componer. "Yo creo que fui el último (profesor de Chabuca)", comentó Linares, ya que poco después la compositora viajó y falleció.
Para el maestro, la guitarra es su compañera inseparable. “Es la forma de cubrir todos mis espacios, mi compañera, mi medio de trabajo, mi forma de crear”, expresó. A lo largo de su trayectoria, trabajó con grandes voces como Patricia Saravia, Eva Ayllón y Cecilia Barraza, con quien co-condujo el recordado programa Mediodía Criollo en TVPerú.
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