Ir a la piscina o a la playa son actividades muy placenteras. Sin embargo, nos encontramos expuestos a una mayor radiación solar y ultravioleta. Debido a esto, podemos padecer distintas lesiones y enfermedades en la piel.

Una de ellas es la aparición de un lunar, pero ¿sabes reconocer si es cancerígeno? A continuación, te contamos de cinco características de un lunar de este tipo:

Asimetría: por lo general, los lunares comunes tienen una forma simétrica y esférica. Cuando un lunar es cancerígeno no posee una forma definida, es decir, si se divide en dos partes ninguna de ellas será igual a la otra.

Bordes irregulares: en los lunares benignos los bordes son definidos, mientras que en los lunares cancerígenos son desiguales, irregulares o borrosos. Además, sus líneas no son continuas y es imposible definir donde comienzan y donde terminan

Color disparejo: los lunares normales presentan un color parejo, uniforme y homogéneo, por ello, si presentan una combinación de varios colores -como negro, café y, en ocasiones, zonas blancas y rojizas- podría ser signo de cáncer.

Diámetro: la mayoría de lunares mide de 2 a 3 milímetros. En el caso de un lunar cancerígeno este tiende a medir más de 6 milímetros. Esta característica es muy importante al momento de diagnosticar el cáncer de piel.

Evolución: normalmente, los lunares tienden a crecer lentamente con el pasar de los años y se detienen en la edad adulta. Sin embargo, los lunares malignos se presentan de forma inesperada y crecen rápidamente. Por otro lado, si es un lunar ya existente, este cambio suele ser inmediato e incrementa su tamaño en cuestión de semanas o meses.

Recomendaciones

• Se sugiere utilizar protección solar mayor a 50 FPS media hora antes de exponernos al sol y cada dos horas después.
• Se recomienda que los productos elegidos tengan características que favorezcan a cada tipo de piel.
• Es importante acudir periódicamente al doctor para conocer y examinar tu piel.