Luego de perder a algunos de sus estudiantes, Bruce sigue el consejo de Kimura y viaja a California para participar en uno de los torneos de karate más importantes del país, con el objetivo de atraer a nuevos alumnos.

Al llegar allí, Bruce tiene problemas con su inscripción, pero al conocer al campeón defensor, Hoffman, le dice que solo ha ido para enfrentarlo a él y logra participar en el campeonato.

Ambos avanzan en el torneo y llegan a la final. El combate es parejo, ya que ambos contrincantes son muy fuertes. Sin embargo, un fuerte golpe de Hoffman despierta la furia del “pequeño dragón”. En Seattle, Linda y su madre ven la pelea desde casa.

Lee comienza a hacer sus icónicos sonidos, los cuales desconcentran a Hoffman. El actual campeón y sus entrenadores se quejan por los gritos, pero el jurado no considera que Bruce merezca ser descalificado y reanudan la pelea. El enfrentamiento continúa y Bruce sale victorioso.

Esa misma noche, Bruce va a la casa de sus tíos para celebrar, mientras que Hoffman estudia el video de la pelea en su habitación del hotel. Días después, ambos se encuentran e intercambian conocimientos. Además, Bruce le comenta su idea de abrir una nueva escuela en Oakland.

De regreso en Seattle, Linda, Hino, Blair y los nuevos alumnos del dojo esperan a Bruce para celebrar su victoria.

Bruce sigue pensando en abrir una nueva escuela en Oakland, y le pregunta a su tío qué debe hacer. Él le pide que analice el panorama a lo que Lee responde que enfrentará los momentos que se avecinen para lograr su objetivo: ser el mejor en artes marciales.