El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, y el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, anunciaron su dimisión después de que miles de manifestantes irrumpieron en sus residencias oficiales en una jornada de multitudinarias protestas en Colombo contra el Gobierno.

Los manifestantes que exigían la dimisión del presidente de Sri Lanka hasta el momento se niegan a dejar el palacio presidencial.

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Los dramáticos acontecimientos fueron la culminación de una ola de protestas en la nación asiática, ubicada frente a la costa sur de India, que se encuentra sumida en una crisis económica y política sin precedentes. Los manifestantes atribuyen a la gestión del presidente Gotabaya Rajapaksa como la principal responsable.

Cientos de miles de personas se congregaron en la capital, Colombo, para exigir que Rajapaksa asuma su responsabilidad por la escasez de medicinas, comida y combustible que llevaron al caos. Tras irrumpir en el palacio presidencial, que data de la era colonial, la multitud recorrió las ostentosas habitaciones: algunos saltaron a la piscina, en tanto, otros revisaron el armario y las pertenencias del mandatario.

Las tropas dispararon al aire para permitir que el mandatario escapara. Luego, Rajapaksa abordó un buque de la armada que lo llevó fuera de la isla. Desde la clandestinidad, el mandatario de 73 años se aferró al cargo pese a la ola de violencia que dejó varios muertos en mayo y que, al mismo tiempo, obligó a renunciar a su hermano Mahinda Rajapaksa, quien ejercía como primer ministro.

Horas más tarde, el titular del Parlamento, Karu Jayasuriya, anunció por televisión que, “para garantizar una transición pacífica, el presidente dijo que presentaría su renuncia oficial el 13 de julio”.